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El plan "Prioridad Peatón", con el cual el Gobierno porteño planea restringir el tránsito en varias calles céntricas, ya despertó quejas de vecinos y opositores. Aunque la Ciudad ya inició obras y licitaciones, la ley para autorizarlas aún no fue votada, y su sanción aparece muy complicada.
El plan consiste en nivelar las calzadas con las veredas, poner bancos, luminarias y prohibir la circulación vehicular, salvo para quienes vivan allí, ambulancias, patrulleros y autobombas.
La idea es realizar las obras en diez calles, incluidas varias del Casco Histórico: quedarían igual a como está hoy Perú entre Diagonal Sur e Hipólito Yrigoyen. Además, según el proyecto de ley, pretenden nombrar "zona de Prioridad Peatonal" al área comprendida por Martín García, Samperio, Hornos, Finochietto, Bernardo de Irigoyen, Carlos Pellegrini, Av. del Libertador, Leandro N. Alem, Av. de la Rábida y Paseo Colón. Del proyecto no se desprende qué harían en esa zona más allá de la remodelación de las 10 calles.
Según publicó hoy el diario Clarín, en Desarrollo Urbano aseguraron que "el Ejecutivo tiene la potestad de hacer las obras sin pasar por la Legislatura, el proyecto se envió para tener más consenso. Como se demoró el voto, empezamos igual". De hecho, los trabajos sobre Carabelas y Reconquista están casi listos, y ya se adjudicó una licitación por $ 2.456.986 para Defensa entre San Juan y Brasil.
Pero desde los tres principales bloques (kirchnerismo, Coalición Cívica y el propio PRO) confirmaron que la potestad de cambiar la circulación en una calle es de la Legislatura. "El Ejecutivo puede peatonalizar de forma experimental por 90 días prorrogables a 90 más. Pero si después la ley no se vota, estaremos en problemas", admitió una fuente de PRO.
El conflicto explotó cuando el Ejecutivo empezó a avanzar sobre Defensa, con la licitación. Los vecinos y comerciantes del barrio se opusieron de plano. "Quieren levantar los adoquines y las veredas históricas, y reemplazar la luminarias por unos faroles fabricados en China. Y si nivelan las veredas los bares las van a llenar de mesas y sillas, y de vendedores ambulantes. Lo que pedimos es que recuperen y mantengan lo que tenemos, no esta locura", se quejó Juan Carlos Maugeri, presidente de la Asociación de Anticuarios del barrio.
La referencia a la venta ambulante se debe a que los domingos la feria ocupa 13 cuadras de Defensa, entre Cochabamba y Belgrano, donde a los puesteros legales de la plaza Dorrego se les mezclan manteros que ocupan las calles y venden cualquier cosa, desde artesanías hasta gorras y CD truchos.
Pablo Ortiz, de la Asociación Amigos de la Plaza Dorrego agregó: "Nunca consultaron a ningún vecino. San Telmo es el Casco Histórico y no se puede hacer cualquier cosa. Muchos están de acuerdo con restringir el paso de los colectivos 22 y 29, pero no se puede poner todo en la misma bolsa. El encanto del barrio es su autenticidad, eso es lo que atrae a los turistas".
Tal es el malhumor que el martes pasado unos 200 vecinos fueron a quejarse la Legislatura, a una reunión de comisiones donde se discutía el proyecto. Mañana a las 16 harán un aplauso de protesta en la Plaza Dorrego.
En la oposición adelantaron que no apoyarán el proyecto. Teresa de Anchorena, de la Coalición Cívica y presidente de la Comisión de Patrimonio afirmó que "San Telmo se basa en sus luminarias, veredas, casas y calles. Los vecinos lo saben y piden ser escuchados".
En tanto Silvina Pedreira, kirchnerista y titular de la Comisión de Planeamiento Urbano, agregó que "el macrismo ni siquiera explicó qué entiende por 'prioridad peatón', qué quieren hacer, y sin embargo están avanzando con las obras. Al proyecto hay que archivarlo".
Los macristas apuestan al consenso. "Hay que estudiarlo en profundidad, ver calle por calle. Lo importante es que el plan, junto con las otras medidas, sirva para reordenar el tránsito", aseguró Daniel Amoroso, presidente de la Comisión de Tránsito. Y Diego Santilli, vicepresidente primero de la Legislatura, afirmó: "Aún no está definido cómo quedará el proyecto. En San Telmo hace falta inversión, pero nadie quiere que el barrio pierda su fisonomía". En el oficialismo no descartan que el plan, al menos para la zona del Casco Histórico, sea revisado.
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